Aunque el Código de Trabajo vigente en Cuba desde 2014 ofrece por igual muchas garantías a los empleados, estatales o no, buena parte de los que pasan al sector privado se abstienen de reclamar la firma de un contrato laboral que deje en blanco y negro sus derechos, lo cual puede acarrearle desagradables consecuencia a futuro.
Aunque el Código de Trabajo vigente en Cuba desde 2014 ofrece por igual muchas garantías a los empleados, estatales o no, buena parte de los que pasan al sector privado se abstienen de reclamar la firma de un contrato laboral que deje en blanco y negro sus derechos, lo cual puede acarrearle desagradables consecuencia a futuro.
Por ello las autoridades del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social insistieron recientemente en la necesidad de que los empleados en el sector privado oficialicen sus relaciones laborales al igual que lo hicieron antes con las administraciones del Estado.
Esa carencia, aseguran las autoridades, los priva de derechos como el disfrute del tiempo reglamentario de vacaciones, la contribución a la seguridad social por sus empleadores e incluso el tiempo estipulado de licencia por enfermedad o por maternidad, lo que queda al buen saber y entender de quienes los contratan.
Según datos oficiales, de los más de 579 000 trabajadores por cuenta propia existentes hoy en el país, poco más de 152 000 son contratados, y muchos carecen de un documento que refrende debidamente obligaciones y derechos, que no exigen -afirman- por temor a «caer mal» y perder sus empleos, casi siempre mucho mejor remunerados que los del Estado, por la abundancia de aspirantes a ocupar esos puestos.
