Aunque en las calles de La Habana quienes vieron con entusiasmo el boom del turismo estadounidense andan de capa caída y aseguran que cada vez son menos los ?yumas? que visitan Cuba, entre los conocedores del negocio hay indicios de que la mala racha está pasando y que se reanima el interés por conocer la ?isla prohibida?.
Aunque en las calles de La Habana quienes vieron con entusiasmo el boom del turismo estadounidense andan de capa caída y aseguran que cada vez son menos los «yumas» que visitan Cuba, entre los conocedores del negocio hay indicios de que la mala racha está pasando y que se reanima el interés por conocer la «isla prohibida».
Sin duda las medidas restrictivas aplicadas por el gobierno de Donald Trump en 2017 espantaron a una buena cantidad de estadounidenses, temerosos de que su visita a la isla pudiera acarrearle incalculables consecuencias al retornar a su país, pero al parecer ya pasó el susto inicial y según especialistas se aprecia un renovado interés entre los norteamericanos por conocer la isla, su gente y sus bondades.
No por gusto, consideran, el Departamento Federal de Transporte acaba de otorgar varias rutas entre Estados Unidos y Cuba a cinco grandes compañías que ya tenían una buena tajada dentro de la repartición de vuelos tras el reinicio de las relaciones entre los dos países, y eso -opinan unos cuantos- no ocurriría si los aviones fueran a volar vacíos.
Ello, sin contar que, por su parte, las más importantes empresas de cruceros no solo hicieron oídos sordos a las alertas del Departamento de Estado, sino que han aumentado las travesías a la isla en sus planes para este año y el que viene.
