Con la llegada de unos 430.000 turistas de EE.UU. a Cuba hasta septiembre, la cifra de visitantes del vecino país se redujo en 20%, una considerable merma en comparación con 2017 que ha sido sentida en la industria del ocio cubana y sobre todo por los emprendedores privados.
Con la llegada de unos 430.000 turistas de EE.UU. a Cuba hasta septiembre, la cifra de visitantes del vecino país se redujo en 20%, una considerable merma en comparación con 2017 que ha sido sentida en la industria del ocio cubana y sobre todo por los emprendedores privados.
Pero a juicio de especialistas la cifra de arribos pudiera haber sido mucho menor tras las restricciones impuestas por Donald Trump desde su instalación en la Casa Blanca, lo cual evidencia -dicen- que aún con tantas limitaciones y obstáculos el interés por «la isla prohibida» se mantiene entre los estadounidenses.
Muestra de ello, además, es que si bien los viajes individuales han sido recortados al límite, crecen notablemente los planes de las grandes compañías de cruceros en los que incluyen puertos de la isla, y las autoridades se mantienen optimistas sobre ese mercado y auguran que más temprano que tarde el panorama debe cambiar para mejor.
Por ello los programas de inversiones en el sector no se han detenido y las empresas cubanas y extranjeras prevén crecimientos en su planta hotelera en 2018 y más adelante, pues no pierden de vista que, en condiciones normales, la cifra de visitantes de EEUU pudiera alcanzar entre 2 y 5 millones anuales, según el Fondo Monetario Internacional.
