Después de la devastadora temporada ciclónica del pasado año, cuando varios meteoros causaron pérdidas incalculables en Cuba, muchos rezan para que 2018 pase sin contratiempos y ya hasta cantan victoria porque van pasando los meses y la isla se ha librado casi «en tablitas» como dice la voz popular, de las inclemencias de la naturaleza.
Después de la devastadora temporada ciclónica del pasado año, cuando varios meteoros causaron pérdidas incalculables en Cuba, muchos rezan para que 2018 pase sin contratiempos y ya hasta cantan victoria porque van pasando los meses y la isla se ha librado casi «en tablitas» como dice la voz popular, de las inclemencias de la naturaleza.
El único que azotó ligeramente el extremo occidental de la isla fue Michael, que prácticamente se formó a unas decenas de kilómetros de la península de Guanahacabibes y por ello sus vientos no causaron grandes estragos y solo provocó inundaciones, cortes de electricidad y la pérdida de algunos cultivos, pero nunca en la magnitud a que están acostumbrados los cubanos.
Michael solo fue ganando en intensidad al dejar atrás a Cuba y adentrarse en el Golfo de México para llegar convertido en un peligroso categoría cuatro a las costas del norte de la Florida, en EEUU.
Otras tormentas se han formado durante el verano, pero se han disipado por el camino dejando solo lluvias, a la larga beneficiosas, aunque los cubanos menos optimistas cruzan los dedos para que en noviembre, cuando finaliza la actual temporada, no ocurra una lamentable sorpresa.
