El crecimiento exponencial en el uso de celulares en Cuba, donde en menos de cinco años la cantidad de teléfonos móviles ha superado la de fijos, ha permitido a la población un aumento cualitativo en sus posibilidades de comunicación pero también ha acarreado, como en todas partes, algunos inconvenientes que las modernas tecnologías llevan consigo.
El crecimiento exponencial en el uso de celulares en Cuba, donde en menos de cinco años la cantidad de teléfonos móviles ha superado la de fijos, ha permitido a la población un aumento cualitativo en sus posibilidades de comunicación pero también ha acarreado, como en todas partes, algunos inconvenientes que las modernas tecnologías llevan consigo.
El empleo de los celulares para escuchar música, con la consiguiente utilización de audífonos, es una imagen cotidiana en La Habana y otras ciudades del país, donde se ve a muchas personas totalmente abstraídas con su canción favorita o sabe Dios qué, en el ómnibus, en el parque, en casa, practicando deportes o sencillamente caminando.
Y en La Habana, donde en no pocos barrios las aceras son demasiado estrechas o están llenas de huecos, muchos prefieren, sobre todo los más jóvenes, andar despreocupadamente por la calle, ajenos a los vehículos y a las voces de advertencia.
No son pocos los que por tal imprudencia han sufrido serios accidentes de los cuales los choferes no son precisamente los responsables, y la historia de una muchacha que andaba por una línea férrea y no escuchó la lejana bocina de una locomotora forma parte ya de las leyendas urbanas.
