En Radio bemba es generalizado el criterio de que por fin el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) parece haber hallado la fórmula de completar una parrilla atractiva para los sábados por la noche, luego de años trasmitiendo programas musicales que solo convidaban a quienes prefieren quedarse en casa, a irse temprano a la cama sin esperar a las películas de acción que se exhiben poco antes de la media noche.
En Radio bemba es generalizado el criterio de que por fin el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) parece haber hallado la fórmula de completar una parrilla atractiva para los sábados por la noche, luego de años trasmitiendo programas musicales que solo convidaban a quienes prefieren quedarse en casa, a irse temprano a la cama sin esperar a las películas de acción que se exhiben poco antes de la media noche.
Porque la teleaudiencia ha aumentado considerablemente desde que salió al aire la serie «De amores y esperanzas» un producto nacional de dos temporadas que abordó a partir de los casos llevados por un bufete de abogados de la capital, algunos de los problemas más candentes de la Cuba actual, como las familias disfuncionales, la violencia contra la mujer, y la discriminación racial o por preferencia sexuales, todo ello con una excelente factura, actuaciones brillantes y nada de discursos moralizantes.
Muchos pensaban que concluida la serie volvería la monotonía a los sábados por la noche, pero de inmediato entró en horario estelar Con Ciencia, otra serie nacional en diez capítulos que enganchó a muchos con un tema nada común en la televisión local: los conflictos humanos, éticos y laborales ajenos a las loas oficiales a los notables éxitos profesionales de los científicos dedicados a la biotecnología en la isla.
