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Carmen TERRY Coordinadora de la Red Nacional Cubana para una Producción más Limpia

Con permiso... Tres preguntas

En declaraciones a la agencia Prensa Latina, la coordinadora de la Red Nacional Cubana para una Producción Más Limpia, Carmen Terry, asegura que los sistemas de producción limpia empiezan a introducirse en el tejido productivo cubano, aunque reconoce que el ritmo no es quizá tan vivo como sería deseable. En su opinión, hay ocasiones en que la falta de recursos se convierte en una importante limitación, pero también cree que muchos empresarios aún no ven con claridad los beneficios económicos y sociales que se desprenden de organizar la producción minimizando su daño medioambiental. En declaraciones a la agencia Prensa Latina, la coordinadora de la Red Nacional Cubana para una Producción Más Limpia, Carmen Terry, asegura que los sistemas de producción limpia empiezan a introducirse en el tejido productivo cubano, aunque reconoce que el ritmo no es quizá tan vivo como sería deseable. En su opinión, hay ocasiones en que la falta de recursos se convierte en una importante limitación, pero también cree que muchos empresarios aún no ven con claridad los beneficios económicos y sociales que se desprenden de organizar la producción minimizando su daño medioambiental.

-¿Cuáles son los beneficios que pueden obtener las empresas con la aplicación de los programas para una producción más limpia?

-La integración de los programas de producción limpia (PML) en los sistemas de producción, las empresas pueden lograr importantes mejoras ambientales y económicas, que redundan siempre en beneficio del conjunto de la sociedad. La práctica de los PML es una estrategia que se aplica en la gestión ambiental empresarial para mejorar el impacto ambiental y económico de las entidades y reducir los riesgos para el entorno y los seres humanos, y consiste fundamentalmente en minimizar la generación de los residuos que se producen en los procesos productivos. Así, además se consigue emplear de un modo más racional y eficiente las materias primas, los insumos y los recursos naturales, entre otros. Pero su generalización ha encontrado algunos obstáculos en distintos sectores de la economía cubana. Entre otros, la falta de conocimiento y la poca percepción de los beneficios económicos y ambientales que reporta. Pero también hay que contar con la carencia de recursos materiales y financieros que, a veces, existe.

-¿Ha aumentado el interés de los empresarios cubanos por integrar estos programas a los sistemas de producción que suelen usar habitualmente?

-En Cuba, el trabajo en materia de PML ha empezado a fortalecerse a partir del año 2001. Y ya se han desarrollado múltiples experiencias en los sectores empresariales, en especial en el azucarero, el frutícola y el alimentario. En el caso de este último, la aplicación de estas estrategias ha generado muy buenas experiencias en entidades como la Ronera Santa Cruz, la Cervecería Tínima y la Molinera de Trigo Turcios Lima, donde se han obtenido ahorros de materias prima, insumos, electricidad y agua. Y, además ha disminuido el volumen y la peligrosidad de los residuales líquidos y sólidos generados por la producción. El hecho de que los programas respondan a una iniciativa internacional impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha sido muy positivo. De hecho, algunas de las experiencias de PML que han alcanzado más éxito entre todas las realizadas en el país , se han realizado en el contexto de la ejecución de iniciativas de ese programa.

-¿Cómo calificaría el efecto del programa de Reconocimiento Ambiental Nacional en la difusión de los esquemas de producción limpia?

-Las distinciones que otorga el Programa de Reconocimiento Ambiental Nacional han sido muy importantes para conseguir que exista un mayor interés del sector empresarial para mejorar su gestión ambiental. Sobre todo porque implementar prácticas de producción limpia, y enfoques preventivos en la gestión empresarial son requisitos indispensables para optar a esa distinción. Desde el año 2000 en que se inició el Sistema Nacional de Reconocimiento Ambiental, y hasta la fecha, se han otorgado 25 reconocimientos ambientales, fundamentalmente en el sector turístico que marcha a la vanguardia en ese proceso, seguido a cierta distancia por las empresas de la esfera de los servicios. Pero queda mucho por hacer en este terreno. He de reconocer que realmente todavía la producción limpia es una práctica que no está generalizada, pese a que muchas entidades realizan revisiones ambientales iniciales o diagnósticos con ese fin, y hayan formulado sus sistemas completos de mejora de la gestión ambiental de la producción.

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