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Crónicas habaneras

Conciertos permitidos Por ahora, las únicas muestras de ‘protesta callejera’ que hasta el momento están permitidas en Cuba, e incluso bien vistas por el régimen cubano, son los conciertos. Conciertos permitidos

Por ahora, las únicas muestras de ‘protesta callejera’ que hasta el momento están permitidas en Cuba, e incluso bien vistas por el régimen cubano, son los conciertos. Una circunstancia que ha vuelto a repetirse en estos días con la asistencia masiva de habaneros a la actuación gratuita de Kool and the Gang, un grupo estadounidense de funky, que vivió sus días de gloria en la década de los setenta, y que ha realizado el bolo con todos los permisos necesarios en regla y el beneplácito de Washington. El líder de la agrupación y bajista de la banda, Robert “Kool” Bell, de 59 años, aseguró antes del espectáculo que a pesar de que no todo el mundo estaba de acuerdo en que realizaran este concierto, no han llegado a la Isla como políticos, sino como músicos. En una muestra más de que el arte en todas sus facetas se ha convertido en el mejor nexo de unión entre ambos países. El gobierno del presidente de estadounidense, Barack Obama, ha emitido durante los últimos meses algunas visas para que artistas cubanos como Omara Portuondo, la diva de Buena Vista Social Club, pudieran volver al país norteamericano después de casi una década sin poder pisar el suelo de un escenario fuera de Cuba.

Otro de los datos curiosos de este último concierto ha sido que Kool & The Gang tocó en la Tribuna Antiimperialista, un espacio creado por Fidel Castro para realizar protestas ante la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana. La banda estadounidense viajó a Cuba con autorización del Departamento del Tesoro, que supervisa el cumplimiento del embargo de casi medio siglo contra la isla. Aunque, el concierto que abrió fuego y tendió los primeros puentes fue el que organizó el colombiano Juanes en la Plaza de la Revolución de La Habana. El evento congregó a un millón de cubanos, y demostró, según fuentes habaneras, que cualquier acto en la capital cubana que se celebre un domingo a media tarde puede mover a cientos de miles de personas. Sin embargo, ‘Radio Bemba’ destacó una serie de singularidades, como que este éxito de afluencia se produjo, además de sin el «patrocinio» de las autoridades, con muy poca presencia de fuerzas de seguridad.La ausencia de alborotos o consignas de carácter político también sorprendieron. Pero sobre todo el hecho de que fuera la primera vez en la historia de la revolución en la que se ha producido una gran movilización popular no promovida por la nomenclatura cubana.

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