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Este año, la celebracion del 1 de mayo tendra mas de un significado para los cubanos

En 15 días...

La celebración del 1 de mayo, la gran fiesta internacional del trabajo, siempre ha tenido mucho significado en Cuba. La celebración del 1 de mayo, la gran fiesta internacional del trabajo, siempre ha tenido mucho significado en Cuba. No sólo por la gran manifestación y los emotivos actos de gran significado político que caracterizan a este día en la Isla. También por la intensa preparación previa del evento que se realiza en todos los centros de trabajo y que impulsan las siempre entusiastas filas de la Central de Trabajadores Cubanos que dirige, el veterano sindicalista Pedro Ross.

Pero este año a todas estas razones tradicionales se ha unido otra más que, probablemente, es mucho más actual ahora mismo por su relación directa con la vida cotidiana de los cubanos. Este 1 de mayo se cumple la fecha límite establecida por Fidel Castro para cumplir uno de sus últimos compromisos: que no haya una familia de la Isla sin su olla arrocera y su hornillo eléctrico de bajo consumo. Dos productos que, junto a las nuevas bombillas, son los pilares básicos del frente doméstico de la revolución energética en curso.

Por lo que se sabe, con sólo un último acelerón el compromiso del comandante estará cumplido y quizá también pueda cumplir otros, algo más complicados y también relacionados con la eficiencia eléctrica, si, tal y como se ha vuelto a anuciar, los socios venezolanos contribuyen a la remodelación de la refinería de Cienfuegos. Un proyecto en el que sólo Pdvsa se ha querido implicar finalmente. O sí, tal y como sospechan al otro lado del Estrecho de Florida, termina por aparecer el gas en las aguas territoriales cubanas del Golfo de México.

Desde luego hay expectativas. Aunque quizá, si se hacen reales, unas se parezcan más que otras a lo prometido. Ya ha pasado así con las ollas arroceras y los hornillos, sin ir más lejos. Las primeras parecen funcionar a plena satisfacción de los cubanos que ya las tienen y, sin embargo, a los segundos se les conoce ya con el nombre de ´termómetros´. Resulta que siempre están debajo de una axila, camino del taller de reparaciones.

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