SEGÚN UN ARTÍCULO publicado por The Miami Herald, la Casa Blanca y el Partido Republicano vuelven a encontrarse con un atolladero provocado por la combinación de las elecciones de noviembre y la política cubana. SEGÚN UN ARTÍCULO publicado por The Miami Herald, la Casa Blanca y el Partido Republicano vuelven a encontrarse con un atolladero provocado por la combinación de las elecciones de noviembre y la política cubana.
Los altos precios de la gasolina en EEUU, que siguen en el entorno de los tres dólares por galón (60 céntimos de euro por litro) y la posibilidad de que existan unas cuantiosas reservas de gas y petróleo en la parte cubana del Golfo de México han hecho que las compañías estadounidenses, muy cercanas al entorno de la Casa Blanca, aumenten la presión. Una presión que quieren contrarrestar los anticastristas duros de Miami, de cuyos votos puede depender la identidad del nuevo gobernador de Florida.
La acción petrolera se desarrolla ahora en dos frentes, como han confirmado a Cuba Económica, fuentes cercana al proceso. Por un lado, el senador Pete Domenici, presidente de la Comisión de Energía, patrocina una ley que prevé una exención al embargo para el negocio petrolero, similar a la que disfruta ahora el sector agroalimentario que ganó la batalla en 2000 por motivos humanitarios. En paralelo, el Instituto Petrolero Americano, la patronal del sector ha puesto en juego todos sus contactos políticos.
