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Otto Rivero y la “batalla de las ideas” desaparecen del primer plano

Otto Rivero, que era entonces el secretario, dejaba el cargo para desempeñar un destino mejor. Otto Rivero, que era entonces el secretario, dejaba el cargo para desempeñar un destino mejor. Fue nombrado vicepresidente del Gobierno para la Batalla de las Ideas, el último proyecto de regeneración ideológica de Fidel que, en lo económico supuso un paso atrás sobre las tímidas reformas de años anteriores.

Pero, contra todo pronóstico su sucesor al frente de las juventudes no fue Hassan Pérez, otro notable miembro del grupo. Hassan se tuvo que conformar con el cargo de segundo secretario ya que la cima fue ocupada por Julio Martínez, un hombre muy cercano a Raúl Castro y ajeno a la élite talibana.

Además, la gloria de Otto Rivero duró poco. Tan poco que su foto ni siquiera ha llegado a figurar nunca en la página web del Consejo de Ministros de Cuba, en la que ya puede verse el flamante nuevo retrato del recién nombrado Ramiro Valdés. Que se sepa Rivero no ha sido nunca destituido, pero si se ha visto forzado a mantener un silencio público, aparente.

La razón puede residir, según se dice en algunos ambientes habaneros, en un proceso que habría comenzado inmediatamente y que no se conoció hasta el mes de marzo de 2005.

Entonces se supo que doce talibanes que estaban trabajando en la «batalla de las ideas» habían sido encarcelados por corrupción. Todos muy cercanos a Otto Rivero. Hasta hay quien dice que el propio vicepresidente Rivero, prácticamente recién nombrado tuvo que declarar durante la investigación.

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