Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

La prensa cubana aparece estos dias llena de narraciones detalladas de casos menores de corrupción

En 15 días...

Los cubanos siguen esperando el 2 de diciembre para saber si Fidel Castro comparecerá públicamente en el desfile del Aniversario de las Fuerzas Armadas o en los eventos programados para celebrar su cumpleaños, y lo hacen con cierto interés, pero sin sobresaltos notables, quizá más que convencidos de que la aparición del presidente no se producirá. Los cubanos siguen esperando el 2 de diciembre para saber si Fidel Castro comparecerá públicamente en el desfile del Aniversario de las Fuerzas Armadas o en los eventos programados para celebrar su cumpleaños, y lo hacen con cierto interés, pero sin sobresaltos notables, quizá más que convencidos de que la aparición del presidente no se producirá. Por lo menos eso indican las apuestas callejeras, tan ilegales como extendidas, donde la posición ganadora se mantiene desde hace meses en esa misma dirección.

Y también, ante la ausencia de otras iniciativas de mayor calado, los habitantes de la Isla comentan con interés los distintos casos de corrupción que en estos días se hacen públicos a través de los medios de comunicación, como si se tratara de una verdadera lluvia de acontecimientos. Se cuentan con detalle y caben en el mismo saco desde los casos de más rabiosa actualidad hasta asuntos que se produjeron hace años y cuyos responsables ya han sido juzgados y encarcelados tras haber quedado demostrada la comisión de los delitos que se les imputaban. Hay de todo, engaños en el peso, facturas falsas, robo de materiales y suministros para desviarlos quizá al mercado negro, y así un largo etcétera de asuntos que siempre habían sido de dominio público pero sobre los que los medios de comunicación no solían informar.

En los medios diplomáticos tradicionales de La Habana se sigue este proceso con diversión y extrañeza y se habla del fervor de dar ahora publicidad a estos casos de corrupción, casi siempre menores, que no eran ni mucho menos desconocidos para las autoridades cubanas. En esas conversaciones se analizan también los motivos que puede haber detrás de esta oleada y se señala que, entre otros, podría tratarse de una especie de recordatorio activo destinado a los más revoltosos de que, con o sin Fidel, lo cierto es que el aparato del Estado continúa vigilándolo casi todo.

Más información

Scroll al inicio