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El lobby antiembargo de EEUU quiere acelerar los cambios legislativos

Entre los congresistas que acompañan a Cuba a Jeff Flake está también William Delahunt, un demócrata de Massachusetts que se ha convertido en la verdadera bestia negra del exilio radical de Miami. Entre los congresistas que acompañan a Cuba a Jeff Flake está también William Delahunt, un demócrata de Massachusetts que se ha convertido en la verdadera bestia negra del exilio radical de Miami. Delahunt ha declarado esta misma semana que no parece probable que el embargo se levante en 2007, pero que el presidente Bush tendrá que ejercer su derecho al veto si quiere impedir que, a partir de enero, el nuevo Congreso derribe con una amplia mayoría bipartidistas, las últimas y más estrictas reglas que Washington impuso sobre los viajes a Cuba de los estadounidenses que tienen familia en la Isla (ahora sólo pueden realizar uno cada tres años) o sobre los envíos de remesas (300 dólares cada tres meses). Aunque para algunos observadores, las insinuaciones de Delahunt van más lejos de lo que se desprendería de estas declaraciones. Y atacan directamente a la pieza legislativa con que los republicanos reforzaron el embargo en 1995, la Ley Helms-Burton.

La Helms-Burton, pensada para penalizar a las empresas internacionales que hacen negocios con Cuba tiene una curiosa característica, además del dudoso principio de extraterritorialidad que la sustenta, es una pieza normativa sobre la que el presidente no tiene derecho de veto, sólo puede aplazar la entrada en vigor de determinados artículos. Si la nueva mayoría parlamentaria lograse un acuerdo sobre este texto que, en la práctica dejase sin efectividad la norma, Washington tendría que aceptarlo. Y esta circunstancia aterroriza ahora a los radicales de Miami que no la ven inminente, pero sí probable.

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