Frente a los insistentes rumores que apuestan en Cuba y fuera de la Isla porque se produzca a medio plazo en la mayor de las Antillas una liberalización económica condicionada a los modelos establecidos por el comunismo moderno de los modelos chinos y vietnamitas, de momento, lo único que se habría producido cuando ya han pasado seis meses desde que Fidel Castro cedió temporalmente el poder es un aumento en la importancia que tienen en el tejido productivo las empresas ligadas al Grupo de las Fuerzas Armadas. Frente a los insistentes rumores que apuestan en Cuba y fuera de la Isla porque se produzca a medio plazo en la mayor de las Antillas una liberalización económica condicionada a los modelos establecidos por el comunismo moderno de los modelos chinos y vietnamitas, de momento, lo único que se habría producido cuando ya han pasado seis meses desde que Fidel Castro cedió temporalmente el poder es un aumento en la importancia que tienen en el tejido productivo las empresas ligadas al Grupo de las Fuerzas Armadas. Un conglomerado corporativo de gran importancia, donde se ensayó por primera vez la doctrina del Perfeccionamiento Empresarial y que parece adquirir en estos momentos más fuerza de la que ya tenía.
En otro orden de cosas, circulan en los mentideros políticos de la Isla algunos rumores sobre la posibilidad de que se esté preparando un congreso del Partido Comunista que tendría lugar a finales de este año o principios del siguiente. Y lo cierto es que estas informaciones provienen de personas con una reputada capacidad de estar en contacto con la entraña del poder cubano. Sin embargo, estas noticias han sido puestas en cuestión por una nutrida representación de la diplomacia europea instalada en la Isla que cree más bien que de producirse un congreso comunista, con intenciones de cambiar algunas cosas, las fechas estarían condicionadas al resultado de las presidenciales estadounidenses de noviembre de 2008. Esa ha sido, al menos, la fórmula tradicional empleada por las autoridades cubanas en estos asuntos, y todo parece indicar que volvería a emplearse ahora por los actuales gobernantes interinos que actuan con gran cautela en la gestión del día a día y no se ven muy dispuestos a abordar, por ahora, reformas de ningún tipo. Más bien, se les ve decididos a cambiar las cosas lo menos posible.
