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Los aspirantes parecen haber optado por mantenerse “quietos en base”, como dicen en el beisbol

En 15 días...

El mar de fondo que algunos observadores habaneros detectan en el peculiar entramado del sistema de intereses políticos cubanos tiene ahora un par de elementos comunes de fijación claramente destacados: la conmemoración del 50 aniversario de la Revolución y las próximas elecciones presidenciales de EEUU. El mar de fondo que algunos observadores habaneros detectan en el peculiar entramado del sistema de intereses políticos cubanos tiene ahora un par de elementos comunes de fijación claramente destacados: la conmemoración del 50 aniversario de la Revolución y las próximas elecciones presidenciales de EEUU. Ambos hechos se producirán el próximo año y son considerados como trascendentales para el futuro del país. Mientras, el Consejo de Regencia es cada vez menos un órgano colegiado y más bien se ha convertido, según creen algunos diplomáticos europeos destinados en La Habana, un lugar común para rencillas personales, en el que en definitiva de lo que se está hablando es de acceder a determinadas cotas de poder en el ocaso fisiológico del patriarca.

Por eso, quizá lo que más inquietaba en estos días entre las élites habaneras con aspiraciones para el futuro, era el puente aéreo de dirigentes latinoamericanos “amigos” que se ha observado esta semana, pocos días después de que circularan rumores que volvían a poner en duda el estado de salud del comandante apoyados esta vez en la falta de testimonios de audio y vídeo de los supuestos encuentros que mantuvieron estos líderes con Fidel Castro.

Algo parecido a un escalofrío de incertidumbre es lo que sacude las columnas vertebrales de los “avinaretas”, o conseguidores locales, cuando piensan en la intrahistoria del interés de estos líderes latinoamericanos por visitar el supuesto lecho del dolor del comandante. En definitiva, está fuera del alcance de buena parte de los cubanos con aspiraciones el posible contenido de los acuerdos escritos alcanzados por Fidel y sus discípulos continentales. Y, mientras tanto, todos los aspirantes, se mantienen quietos en base, esa suerte de estatismo con que los cubanos describen algunas jugadas de béisbol en las que conviene más esperar que lanzarse a conseguir las carreras y los tantos necesarios para ganar.

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