LA REVOLUCIÓN ENERGÉTICA CUBANA, el proyecto del Comandante Fidel Castro para inducir a la población un consumo responsable de los combustibles con vistas a producir un ahorro de los mismos, así como un “respiro” al medio ambiente, ha evolucionado desde sus inicios, de forma que, aunque los objetivos son los mismos, las formas de actuación han cambiado notablemente. LA REVOLUCIÓN ENERGÉTICA CUBANA, el proyecto del Comandante Fidel Castro para inducir a la población un consumo responsable de los combustibles con vistas a producir un ahorro de los mismos, así como un “respiro” al medio ambiente, ha evolucionado desde sus inicios, de forma que, aunque los objetivos son los mismos, las formas de actuación han cambiado notablemente.
En un primer momento, la revolución se orientó hacia una reducción de la factura energética y una consecución de la autosuficiencia de la isla en materia de combustibles. Para ello, surgieron las propuestas de cambio de bombillas incandescentes por fluorescentes, los créditos para la renovación de electrodomésticos y la instalación de grupos electrógenos capaces de abastecer por sí solos manzanas enteras.
Actualmente, puede que gracias a los descubrimientos de petróleo y gas en el Golfo de México, el interés de las compañías internacionales por entrar en la explotación de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Cuba en el Golfo o el retiro parcial del Comandante de las funciones de Gobierno, la revolución se centra en la realización de inversiones para construir nuevas infraestructuras.
