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Dentro del posibilismo de la estrategia del Gobierno cubano le ha llegado la hora al transporte

En 15 días...

En un nuevo capítulo de la estrategia posibilista que parece haberse impuesto en el Gobierno cubano desde que su primer vicepresidente, Raúl Castro, actúa como presidente en funciones, los problemas derivados de la debilidad de los transportes públicos parecen ocupar ahora un lugar de preferencia entre los asuntos por resolver. En un nuevo capítulo de la estrategia posibilista que parece haberse impuesto en el Gobierno cubano desde que su primer vicepresidente, Raúl Castro, actúa como presidente en funciones, los problemas derivados de la debilidad de los transportes públicos parecen ocupar ahora un lugar de preferencia entre los asuntos por resolver. Antes que éstos, La Habana se ocupó de otros como la necesidad de asegurar la producción agrícola o el suministro energético, pero ahora le ha llegado el turno a este epígrafe que, según las encuestas de urgencia que a veces han manejado las autoridades económicas de la Isla, resulta más relevante para la población que el escaso poder adquisitivo de los salarios regulares.

Tanto es así que la falta de efectividad de este sector apareció como uno de los motivos que hicieron necesario retrasar la entrada en vigor de una nueva, y más exigente, legislación laboral, que incluía, por ejemplo, sanciones concretas contra la impuntualidad. Pero se impuso el sentido común y se tuvo en cuenta que las carencias en el transporte iban a dificultar extraordinariamente el cumplimiento de estas normas.

La llegada de los “yutones” chinos parece haber mejorado el panorama y reducido las tensiones que se desencadenaban en las paradas de los autobuses de La Habana a principios de este mismo año. En esa misma línea, la idea de alcanzar el millón de desplazamientos por transporte público en la capital parece un objetivo realista, aunque es modesto y queda a años luz de las necesidades del país. A mediados de los ochenta, por ejemplo, en La Habana los autobuses llegaron a transportar entre cuatro y cinco millones de viajeros por día. Una cifra que, aún ahora, refleja mejor las necesidades de los ciudadanos capitalinos y que parece aún muy lejos de la capacidad que tendrán los transportes cubanos cuando se haya completado el nuevo programa de refuerzo de la dotación de la flota de autobuses.

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