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La presencia de empresas de Panama y Brasil constituye el principal atractivo de la Feria Internacional de La Habana de este último año

En 15 días...

Cada año, la celebración de la tradicional Feria Internacional de La Habana suele ser analizada cuidadosamente por los observadores interesados en el devenir político, social y económico de la Isla porque se considera que el evento puede servir en cierta manera como termómetro para medir la temperatura del interés de las empresas internacionales por la mayor de las Antillas. Aunque también muchas veces la medida puede funcionar en sentido inverso. Cada año, la celebración de la tradicional Feria Internacional de La Habana suele ser analizada cuidadosamente por los observadores interesados en el devenir político, social y económico de la Isla porque se considera que el evento puede servir en cierta manera como termómetro para medir la temperatura del interés de las empresas internacionales por la mayor de las Antillas. Aunque también muchas veces la medida puede funcionar en sentido inverso. En la segunda mitad de la década de los noventa, la apertura económica controlada dio lugar a ediciones muy optimistas y concurridas de la Feria en las que la presencia de las empresas españolas era numerosa y significativa. Luego el ímpetu se moderó mucho, lo mismo que el interés de La Habana por la inversores extranjeros, y sólo la aparición del primer pabellón instalado por las empresas agroalimentarias estadounidenses, cuando se inició el aún boyante comercio bilateral, hizo salir de la rutina habitual a la Feria. Este año, la sorpresa se deriva de un aumento del número de empresas brasileñas presentes y de la llegada de Panamá, cuyo vicepresidente ha estado en la inauguración. El viaje oficial, además, ha servido para que Cuba firme un acuerdo con este país en el sector del transporte marítimo, que ha adquirido una importancia casi estratégica para las actuales autoridades económicas de la Isla en los últimos meses.

En cualquier caso, en lo que corresponde a la situación genérica del país, pocas novedades todavía. El proceso electoral sigue su curso previsto y los observadores, especialmente del cuerpo diplomático, siguen en el intento de intentar deducir de cualquier posible signo la pista de lo que quizá pueda traer el futuro. Pero no hay demasiadas conclusiones con visos de certeza, aunque abunden las teorías, desde luego.

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