Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Resulta curioso ver como las ordenes que emanan del Palacio de la Revolución ya no se obedecen sin rechistar

En 15 días...

Los más viejos del lugar siempre han sostenido que en Cuba casi nada es lo que parece. Los más viejos del lugar siempre han sostenido que en Cuba casi nada es lo que parece. Todo es verdad y mentira a la vez, sin solución de continuidad y sin que esa circunstancia afecte a la convivencia social. De hecho, más bien, los cimientos del castrismo se asientan sobre este entramado que, aparentemente sólo, parece poco firme y, sin embargo, demuestra ser muy resistente en realidad. En estas últimas fechas no es descabellado imaginar las duras escaramuzas que se producen por acceder a cuotas de poder que se están produciendo entre los distintos estamentos que consolidan la existencia y la solidez del singular sistema político cubano.

Pero, evidentemente, no hay testimonios ciertos o fiables de que esas batallas ocurran. Todo queda más bien a merced de la inteligencia de los conocedores de la realidad isleña que creen tener pistas de lo que pasa.

Y, en este mismo sentido, resulta curioso, cuando menos, ver cómo las órdenes que emanan del Palacio de la Revolución ya no son obedecidas sin rechistar por los cubanos. Un ejemplo de esta nueva característica de la población podría ser el rechazo frontal que manifiestan los trabajadores afectados a las normas previstas por la Resolución 277 del Ministerio de Finanzas y Precios que fija impuestos para los complementos en divisas o pesos convertibles que reciben los operarios de las empresas mixtas. Los afectados no ponen en duda el hecho de que la Oficina Tributaria de las Fuerzas Armadas recaude el tributo entre sus propios trabajadores vaya a romper la unidad de Caja del Estado, circunstancia que habría provocado escalofríos a cualquier avezado politólogo. Ellos se rebelan contra el hecho de pagar impuestos. Un aviso que, por cierto, no está nada mal para el futuro. Para el momento en que la evolución de la Isla dote, por fín, de la condición de contribuyentes a esos sufridos ciudadanos de la mayor de las Antillas.

Más información

Scroll al inicio