En su primer discurso como presidente del Consejo de Estado ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, Raúl Castro ha dejado caer un mensaje claro: la crisis económica global y sus repercusiones específicas van a impedir que el ritmo de reformas económicas que el Gobierno pensaba seguir va a sufrir algunos retrasos inevitables. En su primer discurso como presidente del Consejo de Estado ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, Raúl Castro ha dejado caer un mensaje claro: la crisis económica global y sus repercusiones específicas van a impedir que el ritmo de reformas económicas que el Gobierno pensaba seguir va a sufrir algunos retrasos inevitables. Con independencia de que los ciudadanos desconocieran la idea inicial de La Habana al respecto, ahora ya saben que tendrán que recurrir a una inyección de paciencia adicional antes de saborear los frutos de los nuevos programas económicos. Mientras tanto, además, ciertas noticias emanadas desde el Parlamento cubano no son precisamente favorables. Por ejemplo, la advertencia del ministro de Trabajo, Alfredo Jordán, de que las autoridades del país planean elevar la actual edad de jubilación.
