En un momento especialmente complicado para la Isla, algunos analistas comienzan a interpretar la reaparición de Fidel Castro en las decisiones políticas del Gobierno cubano, dejando en un segundo plano a su hermano y su oleada de “reformas”, que desde hace unos meses han sufrido un parón sin que nada más se vuelva a saber de ellas. En un momento especialmente complicado para la Isla, algunos analistas comienzan a interpretar la reaparición de Fidel Castro en las decisiones políticas del Gobierno cubano, dejando en un segundo plano a su hermano y su oleada de “reformas”, que desde hace unos meses han sufrido un parón sin que nada más se vuelva a saber de ellas. Sin embargo, los cambios estratégicos en la política de la Isla, entre los que se encuentran una renovada relación con Rusia como vía para depender menos de Venezuela, no parecen responder a la intervención de Fidel sobre la desdibujada figura del actual presidente. Lo que no se puede negar es que aunque la función de presidente sigue ocupada por Raúl, la autoridad moral del líder revolucionario sigue siendo importante en la Isla. Nada mejor para comprobarlo que sus reflexiones periodísticas, la última de las cuales pedía combatir el robo y la corrupción tras el paso de los huracanes. Unos días después, un grupo que representaba a la Fiscalía General de la República anunciaba que se aplicaría «mano dura» a las conductas delictivas, que ya pasan por juicios a puerta cerrada y numerosas detenciones.
