Los cubanos lo tienen cada vez más claro y en las calles de La Habana se empiezan a escuchar las quejas sobre la poca eficiencia que han tenido las tímidas reformas llevadas a cabo por el mandatario Raúl castro en los últimos meses. Los cubanos lo tienen cada vez más claro y en las calles de La Habana se empiezan a escuchar las quejas sobre la poca eficiencia que han tenido las tímidas reformas llevadas a cabo por el mandatario Raúl castro en los últimos meses. Los ciudadanos ya no aguantan más, y la gente quiere que se impulsen con más fuerza los estímulos individuales y las subidas de los salarios. Lo cierto es que durante los discursos por la celebración del 50 Aniversario de la Revolución, el menor de los Castro ha puesto menos énfasis en el gasto social, para dar más relevancia a la importancia del trabajo individual. Durante el cierre de las sesiones parlamentarias de 2008, el mandatario ya aseguró que en 2009 se reducirán en un 50% los viajes al extranjero de funcionarios y empresarios cubanos y se eliminará un plan de estímulo para funcionarios, dirigentes y obreros destacados cuyo subsidio era de 60 millones de dólares anuales. El mandatario también señaló la urgencia de crear las condiciones para que el salario recupere su valor y la población sienta la necesidad de trabajar.
Esta es otra de las habituales quejas que se escuchan por las calles de la Isla. La de los que se preguntan por qué aquellos que no trabajan reciben los mismos subsidios que los que llevan 25 años haciéndolo.
