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Incertidumbre entre los inversores canadienses por el futuro de Sherrit en la Isla

El nerviosismo se ha instalado entre los inversores canadienses. Después de que el Gobierno cubano revocara la licencia de exploración de Pebercan, que también representa un 26% de la producción de Sherrit, nadie duda ya que el primer socio histórico de la Isla corra la misma suerte que su competidor. El nerviosismo se ha instalado entre los inversores canadienses. Después de que el Gobierno cubano revocara la licencia de exploración de Pebercan, que también representa un 26% de la producción de Sherrit, nadie duda ya que el primer socio histórico de la Isla corra la misma suerte que su competidor. Tampoco ha ayudado a calmar los ánimos la repentina salida del presidente ejecutivo de la compañía, Jowdat Waheed, alegando razones familiares.

Al mercado le preocupa que las autoridades cubanas decidan finalmente nacionalizar todos los activos de Sherrit en Cuba, incluyendo una empresa de níquel en Moa, que comparte con Cupet. Después de una prolongada negociación de la deuda, las autoridades decidieron cancelar el contrato que Pebercan mantenía desde hace 16 años en la Isla. Tras el anuncio, las acciones de Sherrit se desplomaron un 25% en tan sólo dos días.

Los observadores apuntan a que detrás del cese de contrato se encuentra la imposibilidad de las autoridades cubanas de llegar a un acuerdo con la compañía para atrasar los pagos por suministro, calculados en más de 120 millones de dólares. Aún así, Cuba tendrá que desembolsar 140 millones de dólares en febrero, de los cuales 60 millones serán para Sherritt, dado que ambas compañías trabajaban en sociedad en la Isla. Todas las miradas apuntan ahora hacia una nueva dirección: la que marque el gigante Gazprom en los próximos meses, y, por supuesto, el viaje oficial que Raúl Castro iniciará mañana a Rusia.

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