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Obama ha abierto una partida en la que aun quedan muchas bazas por jugar y el resultado es incierto

En 15 días...

En una muestra más del cuidado con que los coreógrafos y encargados de la imagen y la comunicación del nuevo inquilino de la Casa Blanca organizan cada acto, Barack Obama ha eludido protagonizar las noticias que le relacionen con el cumplimiento de las promesas electorales que realizó en relación con la política estadounidense hacia Cuba. En una muestra más del cuidado con que los coreógrafos y encargados de la imagen y la comunicación del nuevo inquilino de la Casa Blanca organizan cada acto, Barack Obama ha eludido protagonizar las noticias que le relacionen con el cumplimiento de las promesas electorales que realizó en relación con la política estadounidense hacia Cuba. El nuevo equipo presidencial, consciente de que este pequeño paso no se trata, aún, de un hecho de dimensiones históricas, ha preferido que el anuncio sea realizado por el jefe de prensa del presidente a quien acompañó un alto funcionario de la Secretaría de Estado, cuya categoría no puede compararse a la de Hillary Clinton. La responsable de la política exterior y la única persona distinta de Obama que podría haberle dado una dimensión mítica al anuncio del levantamiento de las restricciones si se hubiera encargado personalmente de dar la noticia. Pero no conviene quemar en estos primeros movimientos de la partida a figuras con tan alto valor simbólico. Basta con añadir algún guiño. Por ejemplo, que la información sea dicha también en castellano desde el púlpito de la sala de prensa de la mítica casa del mandatario. Un lugar donde hasta ahora ningún funcionario estadounidense había hablado en un idioma distinto del inglés.

En cualquier caso, ya está hecho. Las órdenes presidenciales con las que George Bush tensó el embargo han sido derogadas y los cubanoestadounidenses pueden viajar libremente a la Isla y enviar las remesas que deseen sin otro límite que poder demostrar que el dinero no llegará a ningún alto cargo o miembro del Partido Comunista. El antecesor de Obama, por cierto, había actuado también en cumplimiento de otros compromisos adquiridos ante unos comicios, en este caso con el anticastrismo radical, justo el colectivo con quien el nuevo presidente no mantiene hipoteca alguna. Por eso ha jugado la carta contraria y, también por eso, por haber triunfado en las elecciones sin la necesidad de estos apoyos de doble filo, sí es cierto que Barack Obama puede plantearse levantar al embargo. Siempre que Cuba se lo permita.

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