Los esfuerzos del presidente cubano Raúl Castro por modernizar la economía de la Isla han vuelto a chocar contra la resistencia de la burocracia estatal, que controla más del 90% de la actividad económica del país. Los esfuerzos del presidente cubano Raúl Castro por modernizar la economía de la Isla han vuelto a chocar contra la resistencia de la burocracia estatal, que controla más del 90% de la actividad económica del país. Así lo evidencia el último fracaso del mandatario, al no conseguir implementar la reforma salarial que ha impulsado desde que era presidente provisional. Una reforma que pretende aumentar la productividad prometiendo un mayor sueldo para aquellos que trabajen más y mejor, y poniendo fin al igualitarismo salarial que rigió durante las cinco décadas en las que gobernó el comandante Fidel Castro.
La nueva ley debía aplicarse desde el pasado 15 de diciembre, después de haber sido atrasada desde el 31 de agosto de 2008. Sin embargo, la prensa estatal ya ha puesto de manifiesto el incumplimiento del texto en numerosas empresas. Y el motivo principal que se vislumbra no es otro que la insuficiente preparación y la ausencia de debate que ha habido entre empresarios y trabajadores respecto al asunto. Una situación que contrasta con lo sucedido el pasado año con la nueva Ley de Seguridad Social, donde el debate social fue imprescindible para su puesta en marcha.
«Varias empresas comenzaron el actual año fuera de la ley a la hora de pagar a sus trabajadores», aseguraba la revista estatal Bohemia . La subdirectora provincial de Trabajo de la provincia de Sancti Spíritus (centro del país), Mileydis Peláez García, indicó a la revista que hubo organismos nacionales que «aplicaron en enero los sistemas de pago del año 2008, teniendo aprobados los del 2009».
Peláez indicó que la aplicación del nuevo sistema «no ha contado con el nivel de preparación que reclamaba por su alta complejidad y la extrema sensibilidad económica y social del asunto».
