Los mercados privados de Cuba, si es que puede llamarse así a las plazas donde los guajiros venden sus frutas y verduras, han escapado, por el momento, a la amenaza que, según se decía en las últimas emisiones de ‘Radio Bemba‘, se cernía sobre ellos: la posibilidad de que se impusieran unos precios máximos a estos productos. Los mercados privados de Cuba, si es que puede llamarse así a las plazas donde los guajiros venden sus frutas y verduras, han escapado, por el momento, a la amenaza que, según se decía en las últimas emisiones de ‘Radio Bemba‘, se cernía sobre ellos: la posibilidad de que se impusieran unos precios máximos a estos productos. Si la idea se hubiera concretado, algunos viejos conocedores de los mecanismos del lugar consideraban que la consecuencia sería que la oferta de productos disminuiría ostensiblemente hasta desaparecer. Alguien en La Habana ha debido pensar que esto era probable y ha decidido echar el freno. Por ahora, lo único que cambia es que los vendedores de estos mercados tendrán que acreditar, con documentos oficiales, la procedencia de las mercancías que quieren distribuir. Eso es, por lo menos, lo que ha anunciado en la prensa oficial Jorge García, director de la Empresa Provincial de Mercados, que asegura además que en Cuba siempre habrá espacio para el libre comercio .
