Las graves dificultades financieras por las que atraviesa Cuba han obligado a las autoridades a insistir en la ferviente necesidad del ahorro energético, especialmente en las empresas públicas del país. Las graves dificultades financieras por las que atraviesa Cuba han obligado a las autoridades a insistir en la ferviente necesidad del ahorro energético, especialmente en las empresas públicas del país.
Nadie quiere rememorar la década de los 90, la época más dura para la Isla por las consecuencias económicas que siguieron al desmantelamiento de la Unión Soviética. Y mucho menos Raúl y su hombre fuerte Ramiro Valdés, que temen que la situación pueda desembocar en nuevas revueltas sociales.
Ahorro
Ante la crítica situación por la escasez de energía, y según un documento del Consejo de Ministros al que tuvo acceso la Agencia Reuters, han acelerado algunos movimientos iniciados el pasado mes de junio, como el cierre anticipado de fábricas y talleres.
Suspender la producción y mandar a los empleados a sus casas es una de las medidas adoptadas para ahorrar energía. Antes eso que tener que volver a pasar por los temidos apagones entre la población, como ocurrió en el llamado periodo especial.
Mucho más ahora que, al menos, la Isla cuenta con los 93.000 barriles de crudo diarios de su aliado Venezuela, casi dos tercios de lo que consume.
Las autoridades habían instado a reducir en al menos un 12% el consumo eléctrico en oficinas y fábricas, controladas en un 90% por el Estado.
