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Los viajeros que vienen de La Habana hablan de nuevos problemas de suministro

En 15 días...

Mientras se sigue sin noticias de lo que pasará con las grandes reformas económicas que se habría comprometido a realizar hace ya algunos años el Gobierno de La Habana, cuando Raúl Castro ocupó con todos los honores la presidencia del país, lo que sí persiste en las informaciones que traen los viajeros recién llegados desde la Isla es la creciente y pertinaz escasez de alimentos básicos como el arroz, y los relatos también persistentes de disfuncionalidades laborales de distintos tipos. Mientras se sigue sin noticias de lo que pasará con las grandes reformas económicas que se habría comprometido a realizar hace ya algunos años el Gobierno de La Habana, cuando Raúl Castro ocupó con todos los honores la presidencia del país, lo que sí persiste en las informaciones que traen los viajeros recién llegados desde la Isla es la creciente y pertinaz escasez de alimentos básicos como el arroz, y los relatos también persistentes de disfuncionalidades laborales de distintos tipos. Por ejemplo esas plantillas hinchadas y escasamente operativas que dan lugar a pequeños ajustes sectoriales de eficacia por demostrar y calado con muchos límites, que constituyen los pocos movimientos perceptibles desde el exterior sobre la superficie, también cada vez más, estática y ensimismada de la sociedad civil cubana.

Pero quizá eso no sea lo peor. Los comentaristas de Radio Bemba, el sobrenombre con el que se conoce en la Isla a los rumores populares, sólo esperan desde hace un tiempo que se confirmen de manera oficial los recortes en el arroz y otros alimentos subvencionados que se incluyen en las libretas de racionamiento y que ya son perceptibles, por la vía de los hechos consumados, en muchas bodegas.

Además aparecen con cuenta gotas los primeros datos de la magnitud que por provincias y sectores tendrá la recolocación del excedente laboral. De momento, sólo hay unas cuantas cifras sin que se hayan puesto en marcha deslocalizaciones de trabajadores de importancia que hayan trascendido. A poco más de un mes de que lleguen las vacaciones forzosas en escuelas y centros de trabajo que tienen como principal objetivo ahorrar el transporte y la ya escasa alimentación que se proporciona en escuelas y factorías no parece que nada sustancialmente nuevo se vaya a producir. Con un poco de mala suerte, el protagonismo a medio plazo recaerá en esas alambicadas negociaciones que sostienen el Gobierno y la Iglesia Católica y de las que cada uno de los protagonistas parece esperar un resultado distinto.

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