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Ricardo Torres (II), doctor en Ciencias Económicas del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana

Con permiso... Tres preguntas

Recientemente el Parlamento cubano aprobó por unanimidad una declaración de respaldo a la alocución del presidente cubano, Raúl Castro, el pasado 17 de diciembre sobre las decisiones tomadas para iniciar el camino hacia la normalización de relaciones con Estados Unidos. Sobre este tema, de gran interés para ambos pueblos y gobiernos, Negocios en Cuba, publicación perteneciente a Prensa Latina, entrevistó al Doctor en Ciencias Económicas Ricardo Torres Pérez, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana. Pregunta.- Después de un periodo de intensos riesgos financieros a nivel mundial y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos (EEUU) a Cuba, ¿cómo se avizora a su entender el 2015, en el que se podría prever un mejoramiento de las relaciones entre estos dos países?

Respuesta.- Nosotros los cubanos siempre hemos creído que el desarrollo es un fenómeno esencialmente endógeno. La mayoría de las naciones se ven afectadas de una forma u otra por eventos externos. El presente año 2015 será tan bueno como nuestra capacidad para mejorar el funcionamiento de nuestra economía y desarrollar las fuerzas productivas internas. Los recientes acontecimientos encaminados al restablecimiento de las relaciones Cuba-EEUU contribuyen a ampliar las opciones para enfrentar nuestros desafíos, pero no los resuelven por sí solos, ni lo harán incluso en un escenario sin bloqueo.

P.- ¿Qué panorama económico acompañaría este proceso?

R.- El punto de partida para estos países es muy diferente por dos razones fundamentales. EEUU está emergiendo robustamente de una de las crisis más peligrosas de las últimas décadas. Hoy es la economía desarrollada que más crece, el desempleo se reduce, comienza a aumentar el salario y se hace menos dependiente de la energía importada, a partir de la explotación de sus reservas de petróleo y gas de esquisto. Del lado cubano, está en práctica un proceso de transformaciones de amplio alcance. Los resultados en términos de crecimiento son muy modestos, pero el país se abre al mundo y se van creando oportunidades y dinámicas interesantes. El otro elemento está relacionado con la asimetría económica entre los dos estados. EEUU es una potencia económica y un mercado gigantesco. Cuba es muy diminuta, pero se pueden estar creando las bases para que esto cambie.

P.- ¿Qué impacto tendrían para la economía cubana los cambios anunciados por el presidente estadounidense, Barack Obama, en la política hacia Cuba?

R.- Las regulaciones que se han puesto en vigor representan un cambio positivo para Cuba. Hay que recordar que el bloqueo sigue existiendo, pero comienzan a surgir brechas. Además del beneficio directo, esta senda de acercamiento será observada con gran interés por potenciales socios de Cuba, tanto en comercio como en la inversión, lo que también representa un aporte neto positivo. Eso ya está ocurriendo y se acelerará sin duda en el futuro inmediato. De alguna manera, Cuba se ha convertido después de los anuncios en un destino menos riesgoso para empresarios foráneos. Esto quizá es todavía más cierto para grandes corporaciones, que veían a Cuba con determinado escepticismo, debido a que todas tienen intereses impor tantes en EE UU. que no quieren perjudicar.

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