Los diplomáticos internacionales comienzan a mostrarse intranquilos ante el futuro que presenta Cuba tras los anuncios vertidos desde el Gobierno castrista sobre la futura reforma económica. Los diplomáticos internacionales comienzan a mostrarse intranquilos ante el futuro que presenta Cuba tras los anuncios vertidos desde el Gobierno castrista sobre la futura reforma económica.
Los temores surgen a raíz de las recientes declaraciones realizadas por el ministro de Economía cubano, Marino Murillo, quien ha anunciado que las empresas estatales que no aportan beneficios desde hace años serán vendidas. Esta afirmación ha puesto los pelos de punta a los diplomáticos presentes en la Isla, los cuales relacionan una desamortización de este calibre con la llevada en la Unión Soviética poco antes de disolverse, cuando los bienes estatales se repartieron entre unos pocos caciques locales.
«No es posible mantener una compañía que genera pérdidas desde hace diez años y esperar que el Estado luego cubra el hueco», señaló Murillo a Granma, periódico oficial del Partido Comunista de Cuba.
Estas declaraciones pueden dar a entender que el Gobierno de la mayor de las Antillas podría estar pensando en llevar a cabo cambios en el modelo de economía socialista que hasta ahora ha caracterizado al país gobernado durante más de 30 años por el revolucionario Fidel Castro.
Según los comentaristas de Radio Bemba, como se conoce en Cuba a los rumores de la calle, esto podría ser la antesala de una transición en la política económica del país.
