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La poblacion cubana se ha sentido muy decepcionada con los resultado del VI Congreso del PCC

En 15 días...

Hay una cierta unanimidad en la decepción que han provocados los resultados tangibles del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC). De hecho, sólo el sector de las Fuerzas Armadas más cercano a Raúl Castro, en el que se agrupan las altas graduaciones del Ejército que han visto incrementado su peso en el partido, sirva eso para lo que sirva en los momentos actuales, parece contento con el desarrollo del cónclave. Hay una cierta unanimidad en la decepción que han provocados los resultados tangibles del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC). De hecho, sólo el sector de las Fuerzas Armadas más cercano a Raúl Castro, en el que se agrupan las altas graduaciones del Ejército que han visto incrementado su peso en el partido, sirva eso para lo que sirva en los momentos actuales, parece contento con el desarrollo del cónclave. En el resto de los casos, tanto en el interior como en el exterior de la Isla hay una coincidencia total en que la falta de concreción y la evanescencia de unas resoluciones que aún deben pasar por muchos estadios legislativos para convertirse en normas demuestran que el más que veterano grupo de dirigentes de la mayor de las Antillas ha optado una vez más por ganar tiempo y dejar en el aire la partida que sólo resolverán en mejor ocasión. Una especie de círculo que desgasta sobre todo a los ciudadanos que creyeron alguna vez que con Raúl Castro llegarían los cambios.

Es cierto que ningún conocedor de la realidad cubana, entre los que se encuentran sin duda los locutores de Radio Bemba (nombre con el que se conoce en Cuba al tránsito de los rumores callejeros) esperaba grandes cosas de este cónclave, pero la población si tenía casi la certeza de que se conseguiría algún pequeño avance. Esta vez las especulaciones parecían concentradas en que se abriese la posibilidad de comprar y vender vehículos, una nimiedad en cualquier país, pero que muchos cubanos esperan desde hace años. Cuando se supo que, ni siquiera eso iba a materializarse, la decepción fue enorme.

Tanto es así que la reunión sólo parece haber servido para despojar a Fidel Castro del único cargo político que aún poseía y quizá, para prometer a los componentes de las asambleas provinciales del Poder Popular que, una vez más en el futuro, van a disponer de alguna partida de gasto para promover el desarrollo local sobre la que no se ha especificado detalle alguno.

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