Los peor pensados, quien sabe si acertadamente, barajan una terna de motivaciones para el Congreso que no son las anunciadas. Los peor pensados, quien sabe si acertadamente, barajan una terna de motivaciones para el Congreso que no son las anunciadas. Hay quien considera que este conclave no habría servido más que para liquidar la herencia política de Fidel. En esta misma línea, hay quien recuerda que, desde que Raúl y Ramiro Valdés han ido adquiriendo un mayor poder en la vida política cubana, la generación educada bajo la protección de Fidel y que estaba llamada a sucederle, como el denostado Felipe Pérez Roque o el ministro de Cultura Abel Prieto, han sido borrados de la escena pública paulatinamente. Pero también están los que consideran que el Congreso no sirvió más que para escenificar, bajo un falso manto de redistribución de las cuotas de poder, contando, supuestamente, con las minorías (negros y mulatos) y las mujeres, un desembarco que demuestra el poder que el ejercito tiene en Cuba y el ascendente que sus miembros poseen sobre Raúl Castro.
