Las expectativas de las provincias han quedado truncadas de nuevo tras el VI Congreso del Partido Comunista (PCC). Las expectativas de las provincias han quedado truncadas de nuevo tras el VI Congreso del Partido Comunista (PCC). Sus reclamaciones principales no han sido atendidas por la dirigencia. Del conclave apenas salió una promesa para poner en marcha el estudio de un posible proceso de descentralización que otorgue algo más de autonomía a las provincias. Sin embargo, como un continuo que ha marcado la celebración de todo el Congreso, no se concretó ni cómo ni cuando, ni ninguno de los detalles u objetivos finales de ese proceso.
Los delegados de las Asambleas Provinciales, que son, en definitiva, quienes mantienen un contacto directo con la población de las diferentes áreas administrativas, acudían al conclave con la intención de obtener respuestas, pero sobretodo resultados, que ofrecer a quienes les interpelan. A cambio de su necesidad, se encontraron con una resolución, que lleva por titulo «Sobre el perfeccionamiento de los órganos del Poder Popular, el Sistema Electoral y la División Político Administrativa» que, a duras penas, logrará facilitarles la interlocución con los agricultores que solicitan tierras para labrar, facilidades para maquinaria o los comprar recursos para el desempeño de su profesión (semillas, equipamiento, vehículos, etc.).
Para lograrlo, además de una mejoría en la gestión de las provincias, que pretende lograrse con una mayor autonomía, sería necesaria la puesta en marcha de un flujo de importaciones a la Isla que actualmente está vetado. Pero también piden poder poner en el mercado sus propios productos y fijar los precios que consideren oportunos, algo a lo que, como decíamos, la resolución no da respuestas.
La realidad actual es que las provincias ni recaudan fondos que gestionar ni pueden maniobrar con otros recursos que no sean los proporcionados por el Estado cubano, por lo que el descontento actual es patente entre la población y los cuadros intermedios y bajos del Partido están decepcionados por los continuos brindis al sol del Buró. Sin embargo, la dirigencia no parece, por el momento, preparada o inclinada a aceptar peticiones tan alejadas del ideario comunista como las hechas por los agricultores.
