Gracias a la televisión cubana y a algunos blogs que informan puntualmente sobre lo que sucede en la Isla, los ciudadanos cubanos, en el interior y en el exterior, han podido tener noticia de la celebración de un juicio del que nada se ha sabido hasta que se dictó la correspondiente sentencia. Gracias a la televisión cubana y a algunos blogs que informan puntualmente sobre lo que sucede en la Isla, los ciudadanos cubanos, en el interior y en el exterior, han podido tener noticia de la celebración de un juicio del que nada se ha sabido hasta que se dictó la correspondiente sentencia.
El asunto estaría relacionado con delitos de desfalco y ocultación en la gestión de la aerolínea bandera, Cubana de Aviación, y de un par de empresas turísticas relacionadas con ella. Como resultado del proceso han sido condenados quince funcionarios de la aerolínea y, sin embargo, ni el anterior presidente del grupo, el general Rogelio Acevedo, que fue destituido, ni su esposa, Ofelis Liptak, quien era directora comercial de Sol y Son, una de las compañías de la trama, han recibido condena alguna.
La población cubana ha recibido con indiferencia la noticia. Acevedo, corrupto o no, era un amigo de Raúl Castro con lo que no parecía nada probable que acabara en la cárcel. Otro condenado, en este caso en ausencia, ha sido el cada día más célebre Max Marambio, un empresario de éxito que empezó como miembro personal de la escolta de Salvador Allende, y que acabó como prohombre de la economía gris cubana al servicio directo de Fidel Castro.
Marambio habría caído en desgracia por la falta de afinidad con el menor de los Castro, como ya les ocurriera a colaboradores de Fidel como Carlos Lage o Felipe Pérez Roque.
