En su camino hacia la reelección, el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, ha querido reconquistar a los votantes latinos a quien tanto debe y se ha reunido con un grupo de periodistas hispanos con quienes ha hablado de los temas que le preocupan a su público. En su camino hacia la reelección, el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, ha querido reconquistar a los votantes latinos a quien tanto debe y se ha reunido con un grupo de periodistas hispanos con quienes ha hablado de los temas que le preocupan a su público.
Entre los temas tratados, por fuerza, debía aparecer Cuba, la Isla que quieren recuperar los anticastristas nostálgicos y hacia la que quieren tender puentes los moderados de Miami, a quienes el presidente debe, en parte, su victoria en Florida. Obama ha vuelto a hacer equilibrios.
Obama, que está protagonizando una ligera apertura política y económica hacia la Isla, ha asegurado que su actitud seguirá siendo la misma por el momento. En relación a la ampliación de la normativa para facilitar el envío de remesas hacia Cuba y de realizar vuelos desde aeropuertos estadounidenses hacia La Habana, el mandatario confirmaba que se mantendrán a pesar de los reveses de la relación bilateral, como el encarcelamiento de Alan Gross.
Por el contrario, el líder demócrata se la tenía guardada a Raúl Castro. «El Gobierno cubano no ha dado evidencias de que sean suficientemente agresivos a la hora de cambiar sus políticas económicas, y ciertamente no han sido suficientemente agresivos para liberar a los prisioneros políticos y dejar que la gente diga lo que piensa», aseguró el presidente de EEUU.
