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La corrupción alcanza al entorno de las empresas tecnológicas cubanas

Aún no se conocen los detalles del último escándalo de corrupción que se ha vivido en Cuba; sólo su origen y sus (enormes) dimensiones. Aún no se conocen los detalles del último escándalo de corrupción que se ha vivido en Cuba; sólo su origen y sus (enormes) dimensiones. Sin embrago, por los primeros datos que han ido corriendo de boca en boca, las primeras implicaciones graves tocan a importantes personalidades vinculadas con el Ministerio del Interior y la empresa estatal de telecomunicaciones, Etecsa, vinculada a Ramiro Valdés, histórico de la revolución y en todas las quinielas para repartirse, junto a los Castro, las grandes empresas del país una vez el comunismo quede extinto.

El origen es un empresario canadiense de ascendencia armenia llamado Sarkis Yacoubian, que hasta hace apenas un mes contaba con importantes contactos en las altas esferas del Partido Comunista de Cuba (PCC) y que es dueño de la compañía TriStar Caribbean. Todo comenzó cuando hace unas semanas miembros de la inteligencia cubana realizaron un registro -rutinario según parece- en un yate propiedad de este magnate. En él se encontró un sistema de escuchas proporcionado por alguna potencia extranjera.

A raíz de este descubrimiento, las autoridades de La Habana han ido tirando del hilo. Según fuentes diplomáticas, el caso de TriStar podría marcar el inicio de una lucha de poder entre Ramiro y Raúl de proporciones desconocidas, que podría derivar en un desorden en el reparto.

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