La Habana ha acogido con alivio el nombramiento de José Manuel García-Margallo como nuevo ministro de Asuntos Exteriores español, un democristiano moderado que conoce bien la Isla, porque ha visitado la mayor de las Antillas en muchas ocasiones (más de once, según algunas fuentes). La Habana ha acogido con alivio el nombramiento de José Manuel García-Margallo como nuevo ministro de Asuntos Exteriores español, un democristiano moderado que conoce bien la Isla, porque ha visitado la mayor de las Antillas en muchas ocasiones (más de once, según algunas fuentes).
Las autoridades del país caribeño valoran también la posición mantenida por este políco sobre la actitud a seguir con respecto al régimen castrista. Para Margallo, la Isla debe evolucionar hacia la democracia, pero no considera válidad cualquier estrategia de presión destinada a conseguir que la élite actual abandone el poder. Este tono conciliador, según dicen algunos diplomáticos europeos afincados en La Habana, puede contribuir a suavizar las relaciones entre el PP y los Castro.
De hecho, la llegada de los conservadores al poder había hecho saltar algunas alarmas. El recuerdo de las tensas relaciones que marcaron la etapa de José María Aznar en la jefatura del Gobierno español aún pesa. En la mayor de las Antillas nadie olvida que la actual Posición Unica que mantiene la UE sobre la Isla fue inspirada por este político tan cercano a los ambientes más radicales de Miami.
También la cercanía al nuevo presidente, Mariano Rajoy, de anticastristas duros, como Jorge Moragas, causaba incertidumbre. Con el nombramiento de García- Margallo se ha abierto un debate en el exilio entre quienes creen que Rajoy, buscará el diálogo con Raúl y quienes le ven en posiciones radicales como cabría esperar de su formación política. Muchos creen que se optará por el diálogo, aunque quizá menos fluido que antes.
