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Aunque, en apariencia, nada se mueva algo debe estar pasando entre EEUU Y Cuba tras la reelección de Obama

En 15 días...

Obama ha iniciado su segundo mandato como presidente de EEUU y, en su primera entrevista a un medio hispano, no tuvo ningún problema en hablar de Cuba y en animar a sus dirigentes a integrarse en el siglo XXI. Sea lo que sea aquello que el actual inquilino de la Casa Blanca haya querido decir, en realidad, con este mensaje, lo cierto es que más de un observador parece convencido de que la aparente falta de novedades en la relación entre el país norteamericano y la Isla esconde unos movimientos de alta intensidad que aún no habrían llegado a la superficie, pero que presagian cambios. Obama ha iniciado su segundo mandato como presidente de EEUU y, en su primera entrevista a un medio hispano, no tuvo ningún problema en hablar de Cuba y en animar a sus dirigentes a integrarse en el siglo XXI. Sea lo que sea aquello que el actual inquilino de la Casa Blanca haya querido decir, en realidad, con este mensaje, lo cierto es que más de un observador parece convencido de que la aparente falta de novedades en la relación entre el país norteamericano y la Isla esconde unos movimientos de alta intensidad que aún no habrían llegado a la superficie, pero que presagian cambios. Muchos. Y quizá lleguen antes de lo que podría parecer. Hay unos cuantos síntomas que apuntan hacia esa posibilidad o que, por lo menos, son completamente inéditos en lo que eran hasta ahora las relaciones entre estos dos países tan cercanos en lo territorial como alejados en lo político.

Uno muy evidente es la tranquilidad con que Washington admite que Cuba presida un organismo de integración regional latinoamericana como la CELAC, esa organización de estados de América Latina y el Caribe que casi acaba de echar a andar.

Y no es lo único. También resulta sorprendente el giro del Partido Republicano, convencido del alto coste electoral que paga por la desafección de la creciente minoría latina, que está dispuesto a pactar ahora la reforma migratoria. Más aún. Todavía hay quien no está seguro de sí será o no cierto que uno de los instigadores del principio de acuerdo sea Marco Rubio, el ultramontano parlamentario de Florida, favorito del ‘Tea Party‘ y que representaba los valores del anticastrimo más tradicional. Sin contar claro con algunas cosas que ya resultan habituales y no hace tanto parecían imposibles como el flujo de viajeros estadounidenses hacia Cuba o las actuaciones de artistas de la Isla en el país norteamericano. Artistas antaño proscritos como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Carlos Varela que entran y salen sin problemas del territorio enemigo.

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