El fallecimiento de Hugo Chavez puede ser una pérdida irreparable para el ‘chavismo‘ e incluso para buena parte de los venezolanos, pero, sin duda, según muchos observadores, nadie lo va a a sentir tanto como la actual cúpula habanera. El fallecimiento de Hugo Chavez puede ser una pérdida irreparable para el ‘chavismo‘ e incluso para buena parte de los venezolanos, pero, sin duda, según muchos observadores, nadie lo va a a sentir tanto como la actual cúpula habanera.
El presidente venezolano aseguraba con su financiación, su petróleo y la posición del país que gobernaba como socio comercial número uno de Cuba, la supervivencia de un sistema al borde del colapso, donde el ritmo de los cambios no parece suficiente para asegurar la supervivencia de la mayoría de los ciudadanos de la Isla.
De momento, al menos a corto plazo, La Habana puede respirar tranquila. Por lo menos, si se confirman las encuestas que conceden una amplia ventaja al candidato ‘chavista‘, el presidente en funciones Nicolás Maduro, sobre el aspirante que se presenta al frente de la oposición unida, Henrique Capriles, quien precisamente ha convertido la supuesta influencia de La Habana en las decisiones de Caracas en uno de los caballos de batalla de su campaña.
Pero, este respiro puede ser sólo temporal. Por varios motivos, según los analistas. Primero, tal vez la unidad que ahora presenta el ‘chavismo‘, provocada por la necesidad de asegurarse la supervivencia sin el líder, se resquebraje pronto. Nadie termina de fiarse en Cuba de Diosdado Cabello y Elías Jaua.
Y luego, por la ascendencia que Ramiro Valdés mantiene sobre el ‘chavismo‘. Valdés es otro veterano comandante de la Revolución, a quien muchos consideran el verdadero número dos de Cuba, aunque no entre en las quinielas de la sucesión por su avanzada edad. Y su presencia en la alianza de Cuba y Venezuela, no siempre ha sido favorable para los intereses de la familia Castro. O eso cuentan los analistas peor intencionados que auguran novedades en este frente.
