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Se disparan los precios de los inmuebles en La Habana

LA ESTRATIFICACIÓN social de los barrios de La Habana parece avanzar “lenta pero aplastante, como los elefantes”, y más desde que se abrió el banderín en el mercado de bienes raíces. LA ESTRATIFICACIÓN social de los barrios de La Habana parece avanzar “lenta pero aplastante, como los elefantes”, y más desde que se abrió el banderín en el mercado de bienes raíces.

Es como un retorno a los tiempos “antes de”. Algunos barrios parecen destinados a la plebe, mientras que otros, como La Víbora o el Casino Deportivo van para arriba en las cotizaciones y algunos se mantienen en la punta, como siempre fue, dígase Miramar, Nuevo Vedado, Kohly.

Miguel, que anda como loco buscando alquilar “un apartamento, un cuarto, o lo que sea”.

Pero con la liberalización de la compra y venta de casas, el asunto de los alquileres, en vez de mejorar, se ha puesto peor, al menos por el monto de los arrendamientos, cada vez más caros.

Su única conclusión es que “en este país la gente le está perdiendo el respeto al dinero”, y cuenta que encontró un apartamento de una habitación en Mantilla, casi en las afueras de La Habana, por 60.00 CUC al mes. “Tengo que inventar todos los meses para completar el dinero del alquiler, pero se puede sobrellevar por un tiempo, lo malo es que me queda muy lejos del trabajo”.

Y continúa con la historia de su búsqueda infructuosa: “Y ese precio, porque es en Mantilla. Un día fui a ver un anuncio en la calle 17, en el Vedado, y una viejita con cara de buena gente lo que me enseñó fue un apartamentico inventado, en el último recoveco de un solar, y con la mayor tranquilidad del mundo me dijo que costaba 100.00. Lo único bueno que tenía aquello era un aparato de aire acondicionado, pero la viejita me paró en seco y me dijo: Espérate mi niño, ese precio es sin el aire. Con él sube a 140.00 porque hay que pagar la electricidad”.

Miguel, sin poder contenerse le espetó a la señora: “¿Pero abuela, usted no se da cuenta que esto no es otra cosa que un solar de mala muerte?”.

A lo que la dama, como la mayor tranquilidad del mundo, le susurró: “Pero esto es El Vedado mi niño, el corazón de La Habana”.

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