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El ritmo pausado al que se producen los cambios quizá no sea el que necesitan los cubanos

En 15 días...

Parece que, a un ritmo pausado, por supuesto, siguen produciéndose cambios, casi periódicamente en la parte más vetusta de las estructuras económicas cubanas. Parece que, a un ritmo pausado, por supuesto, siguen produciéndose cambios, casi periódicamente en la parte más vetusta de las estructuras económicas cubanas. En estos días, por ejemplo, se han publicado unas normas que afectan a la contratación de artistas, a la condición de estos mismos como empleadores y al régimen fiscal al que tienen que someter sus ingresos. El esquema puede tener importancia y es recomendable estar atento a su próxima evolución porque, sin que sea conveniente echar las campanas al vuelo, en principio, da la sensación de que el Estado suelta un poco las riendas de un negocio que, antes, durante y, seguro que también, después de la revolución, ha sido una de las principales fuentes de riqueza de un país en el que sobra el talento en estas disciplinas, como puede comprobarse con facilidad, circunstancia que, a veces, se ha usado como arma propagandista de aniquilación política del enemigo, tanto por los hermanos Castro, como por sus enemigos de Miami.

Junto a este paso, se han dado otros cuantos, siempre de corto recorrido. También hay cubanólogos que destacan el hecho de que la nueva legislación permita a los pequeños ‘cuentapropistas‘ tener una mayor posibilidad de negocio en el sector de los servicios turísticos, ligando su actividad a otro de los principales motores de la economía del país.

Es evidente que si no se van abriendo mercados a esa iniciativa privada que se pretende potenciar para aliviar la asfixia financiera del Estado, hay pocas posibilidades de que estos negocios autónomos que van apareciendo puedan mantenerse, perpetuarse y hasta convertirse en una fuente real de riqueza. Y justo en esa dicotomía que se ve afectada radicalmente por el manejo del factor tiempo, es donde entra con más fuerza el choque entre el ritmo que pretende darle a las reformas el Estado cubano, siempre pausado, para no perder, en definitiva, el control de lo que pasa, y las necesidades de un pueblo que necesita sobrevivir cada día.

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