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Una paradoja: Washington empieza a ‘sentirse aislado‘ por culpa de Cuba

En 15 días...

El éxito diplomático conseguido por Cuba con la celebración de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) ha sido de tal calibre que empieza a extenderse en los mentideros de Washington la teoría, quizá peregrina, de que quien realmente se encuentra aislado, tras más de cinco décadas de infructuoso embargo, es EEUU. El éxito diplomático conseguido por Cuba con la celebración de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) ha sido de tal calibre que empieza a extenderse en los mentideros de Washington la teoría, quizá peregrina, de que quien realmente se encuentra aislado, tras más de cinco décadas de infructuoso embargo, es EEUU. De ahí que vuelvan a cobrar cierto impulso las voces que claman por el levantamiento del embargo, esta vez con una inesperada novedad: el viento favorable de las encuestas. En estos días, justo después de que se confirmara el respaldo casi unánime que los mandatarios del subcontinente le daban a Cuba, se han publicado en EEUU varias encuestas con un denominador común: más del 60% de los estadounidenses apoyarían ahora el final del ‘bloqueo‘ toda vez que se ha demostrado que la estrategia no ha servido de mucho.

Para completar el brillante panorama, la UE ha dado el primer paso oficial para desmantelar la vieja Posición Común, que impusieron José María Aznar y Václac Havel en la década de los noventa. Buenas noticias que, sin embargo, en opinión de algunos analistas malintencionados pueden no serlo tanto, al menos, para Raúl Castro y el grupo de veteranos que le acompaña. El aislamiento, de EEUU en especial, pero también de Europa, funcionaba como excusa desde hace décadas para explicar muchas cosas. Desde la falta de un desarrollo económico adecuado hasta la necesidad de extremar el control político. El ‘castrismo‘ como sistema se ha basado siempre en la necesidad de resistir los ataques del enemigo exterior identificado siempre con Washington.

Así que si, de repente, esa amenaza se difumina y desaparece, La Habana se verá obligada a cambiar unas cuantas cosas. Tampoco es descartable que la ‘sufrida‘ población cubana se vuelva un poco más exigente con sus gobernantes, sobre todo si la vida cotidiana sigue siendo tan difícil como es ahora. Hay algún locutor de Radio Bemba que ya bromea sobre el asunto y asegura que a Fidel no le hubieran hecho esta jugada los ‘yanquis‘. El aislado siempre ‘habría‘ sido él, evidentemente.

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