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Jaime Crombet Vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba

Con permiso... Tres preguntas

En declaraciones a la agencia Prensa Latina, el vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Jaime Crombet, ha asegurado que, en su opinión, el sistema electoral cubano es el más transparente del mundo, porque son los propios ciudadanos quienes proponen los candidatos a representarles sin la interferencia de partidos políticos, ni de campañas electorales costosas. También afirma, que la disidencia podría presentarse y que si no lo hace es sencillamente porque sus representantes carecen del mínimo apoyo popular necesario para conseguir salir elegidos en las votaciones. En declaraciones a la agencia Prensa Latina, el vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Jaime Crombet, ha asegurado que, en su opinión, el sistema electoral cubano es el más transparente del mundo, porque son los propios ciudadanos quienes proponen los candidatos a representarles sin la interferencia de partidos políticos, ni de campañas electorales costosas. También afirma, que la disidencia podría presentarse y que si no lo hace es sencillamente porque sus representantes carecen del mínimo apoyo popular necesario para conseguir salir elegidos en las votaciones.

-¿Cuáles son las principales características del proceso electoral cubano?

-Las elecciones que se celebran en la isla son las más transparentes del mundo, porque es el pueblo directamente quien nomina a sus candidatos y luego elige al mejor, al que más prestigio tiene para representarle. Una de las claves de nuestro proceso electoral es la amplia participación popular, facilitada desde la base, desde el propio registro electoral automático, al que se suma todo ciudadano que haya cumplido los 16 años. Precisamente en estos días, y hasta el 24 de marzo, se celebran las asambleas de vecinos en las que van a proponerse los candidatos a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular. El 17 de abril están fijados los comicios a esa instancia, en los cuales, igual que en los que se celebran para la Asamblea Nacional, no participan partidos ni se realiza más campaña electoral, que la publicación de las biografías de los propuestos en sitios públicos del área de residencia. Nuestros delegados no se escogen por su dinero o por su influencia política. Su mayor mérito, el único, resulta de la ascendencia alcanzada entre sus vecinos y su capacidad para representarlos.

-¿Cuál es, en su opinión, la actitud que tomará Washington ante el actual proceso de elecciones municipales en Cuba?

– En la Casa Blanca no gusta el sistema electoral cubano, porque lo que EEUU pretende hoy es imponer a Cuba su sistema electoral, un sistema, por cierto, fraudulento. Esa intención está contenida en el llamado «plan de transición» que ha presentado Bush y que no es otra cosa que un programa preparado para intentar anexionarse Cuba. Y entre las cosas que proponen para Cuba, cuando por fin deje de ser una nación soberana, está aplicar aquí el sistema electoral estadounidense, con sus fraudes incluidos, como los ocurridos en 2000 en Florida y en noviembre de 2004 en Ohio que le han servido al actual presidente para obtener su cargo y mantenerlo. En EEUU la élite del poder discrimina a las minorías. Por eso no es extraña la negación del voto a los afronorteamericanos y se suceden las maniobras fraudulentas que también ocurrían en Cuba antes de 1959. Entonces en la mayor de las Antillas la seguridad de las elecciones corría a cargo de la policía y la guardia rural, que, cuando era necesario, impedían el acceso a los colegios y llegaban hasta a robar las papeletas.

-¿Qué posibilidades tiene la disidencia interna en este proceso y por qué se abstiene habitualmente de participar en él?

-Lo mismo que sucede con respecto a Washington, pasa con los grupúsculos contrarrevolucionarios que tiene a su servicio. A estos, tampoco les conviene reconocer el carácter democrático y transparente del proceso electoral cubano. Y no les conviene porque carecen de prestigio y de autoridad ante los ciudadanos de la isla. Ellos tienen la posibilidad de presentarse a las elecciones, pero no lo hacen porque saben que nuestro pueblo los rechaza. Si acudieran, quedaría demostrada su orfandad al reconocer que existe la democracia popular en Cuba. Por eso los llamados disidentes no se presentan a las asambleas de nominación de candidatos, que por estos días se realizan en toda la geografía nacional. Para que no quede en evidencia ante la comunidad internacional, lo que está bastante claro para quienes estamos viviendo dentro de la isla: que estos grupos no son representativos, que no cuentan con el respaldo de los votantes. Pero, las elecciones cubanas son un referéndum político y le dan la posibilidad al pueblo de mostrar su completo respaldo al proceso revolucionario.

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