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El viaje de García-Margallo a la Isla marcará un antes y un después en las relaciones

En 15 días...

La economía vuelve a ser la principal preocupación de La Habana, si es que alguna vez dejó de serlo. La economía vuelve a ser la principal preocupación de La Habana, si es que alguna vez dejó de serlo. Las dificultades de Venezuela, su principal socio comercial, han vuelto a encender las alarmas, en un país en el que las tímidas medidas aperturistas aplicadas por Raúl Castro no acaban de dar el resultado que se espera. Quizá por la lentitud con que son abordadas o las excesivas limitaciones que contienen. Algunas leyes recientes, como la que permitía a los ‘cuentapropistas’ solicitar créditos al Banco Central parecen haber fracasado, precisamente por las trabas burocráticas y las condiciones en las que se ofrecían unos préstamos inasequibles para la mayoría. Ahora el Gobierno cubano parece decidido a cambiar algunas disposiciones para apoyar la financiación de ese sector privado al que, por lo menos teoría, se pretende ayudar a crecer.

Mientras tanto, tampoco acaba de fluir la inversión extranjera al ritmo que se esperaba. La nueva ley, según algunos cubanólogos recalcitrantes, no aporta más garantías jurídicas que la anterior, con lo que resulta difícil superar la desconfianza que aún persiste en muchos empresarios internacionales que sufrieron algunos problemas en la década de los noventa del pasado siglo, cuando la Isla, aún con Fidel en el poder, realizó su primer intento en este sentido.

Sin embargo, a pesar de estas dificultades aún hay espacio para que el panorama mejore en los próximos meses. En este caso, gracias al deshielo ‘político’ y a la certeza que cunde en los ambientes diplomáticos de que las relaciones entre la Isla y EEUU, condicionadas por un embargo que dura más de cinco décadas, podrían pronto dar un giro hacia la normalidad que hiciera oficial las creciente relaciones que ya mantiene la sociedad civil.

En ese contexto, la próxima visita del canciller español, José Manuel García-Margallo a la Isla, también levanta el ánimo de los empresarios españoles con intereses en Cuba que habían perdido peso en la Isla en los años recientes. Hay signos esperanzadores, como la reanudación de la cobertura del crédito a la exportación, que están sobre la mesa. Aun así, no conviene lanzar las campanas al vuelo todavía.

El ministro ha querido dar un perfil bajo a su visita hasta el punto de que todavía no se conoce la agenda concreta con la que se desarrollará. Pero, incluso con esa intención manifiesta de darle al viaje un perfil bajo que evite controversias o polémicas peligrosas, es evidente que este viaje oficial, va a marcar un antes y un después en unas relaciones que quedaron prácticamente congeladas a finales del siglo XX.

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