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El cambio llegará cuando Obama saque a Cuba de la lista de países amigos del terrorismo

En 15 días...

Mientras se concretan los cambios anunciados por Barack Obama y Raúl Castro en su alocución conjunta del 17 de diciembre, el recuento de novedades reales de ese acercamiento anunciado entre Cuba y EEUU se reduce a poca cosa. Mientras se concretan los cambios anunciados por Barack Obama y Raúl Castro en su alocución conjunta del 17 de diciembre, el recuento de novedades reales de ese acercamiento anunciado entre Cuba y EEUU se reduce a poca cosa.

Más allá, por supuesto del gesto histórico que suponen esas palabras pronunciadas casi al mismo tiempo por un presidente de EEUU y un líder de la revolución cubana. Y, del inusitado protagonismo alcanzado por el Papa Francisco y la Iglesia Católica, como mediadores de este acuerdo histórico.

Pero, la mayor parte de lo que viene estaba vigente ya, dentro de una informalidad tolerada, que indicó a muchos observadores, incluido este mismo medio, como sin duda recordarán nuestros lectores, que algo muy importante se cocía bajo la mesa entre estos dos enemigos alejados casi 50 años.

Las remesas, por ejemplo, ya llegaban en cantidades récord, intermediadas, sobre todo por la Western Union, una ilustre representante del sector financiero del gran país norteamericano.

Otro ejemplo, los intercambios culturales se producían a tan buen ritmo que todos los artistas cubanos que lo han deseado han actuado en EEUU sin problemas. Y, en cuanto a los viajes, hace tiempo que circulan entre EEUU y la Isla hasta siete vuelos diarios desde diferentes puntos de la Isla. Y siempre llegan llenos. Más aún, casi todos los cubanos mayores de cuarenta años que han querido han podido obtener de Washington una visa para cinco años que les permite entrar y salir libremente del país. Y, evidentemente, esas embajadas que se anuncian ahora, serán las actuales oficinas de intereses que ya existen en los dos territorios y en las que trabaja un buen montón de diplomáticos.

Así que el cambio fundamental llegará cuando, por fin, Obama cumpla lo prometido y saque a Cuba de la lista de países amigos del terrorismo. Entonces la industria financiera de EEUU aterrizará en La Habana. Y la partida se jugará de otra manera.

Sin embargo, también es cierto que los cambios que la nueva situación van a provocar en la región desde un punto de vista diplomático pueden precipitar nuevas e inesperadas situaciones en las relaciones que establecen entre sí, los países del continente americano. Europa debe tener cuidado, porque corre el riesgo de convertirse en un jugador completamente irrelevante.

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