Con cierta dosis de Tristeza los habaneros ven estos días desaparecer entre nubes de polvo, el hospital Pedro Borrás, enclavado en pleno corazón de El Vedado, y conocido por todos sencillamente como “el infantil”. Con cierta dosis de Tristeza los habaneros ven estos días desaparecer entre nubes de polvo, el hospital Pedro Borrás, enclavado en pleno corazón de El Vedado, y conocido por todos sencillamente como “el infantil”.
Construido en la década de 1930, fue el primer hospital exclusivamente pediátrico que tuvo La Habana, y con su arquitectura art decó se convirtió con el tiempo de uno de los edificios emblemáticos de la ciudad. Pero ya casi nadie se acuerda cuántos años llevaba cerrado y literalmente cayéndose a pedazos.
Alberto, un vecino del lugar, asegura que “hace años comenzaron unas obras de ampliación y construyeron una cisterna tan grande que dañó los cimientos y las paredes comenzaron a resquebrajarse por todas partes”.
Las obras se detuvieron, luego vino el Período Especial y no había con qué reparar el imponente edificio, si es que había posibilidades de salvarlo. Fue clausurado y por sus salones abandonados comenzaron a pasar quienes los “canibalearon” y se llevaron todo lo que sirviera para algo; innumerables sin techo que los convirtieron en albergue hasta ser desalojados, borrachos que los usaron como letrina y parejitas furtivas que no encontraban mejor lugar donde calmar sus ardores, y el tiempo hizo el resto. Hasta que al fin, en, una brigada del Ministerio de la Construcción comenzó la demolición.
“Dicen que van a construir un parqueo para los demás hospitales que lo rodean”, afirma una residente de la zona. “No –la ataja una amiga- creo que van a hacer un parque, porque en La Habana, cada vez que se cae un edificio, parece que lo único que se les ocurre es hacer un parque”
“Si yo fuera el gobierno, levantaba ahí tremendo hotel, porque ese lugar es uno de los mejores de la Habana”, advierte otro. Y nadie sabe a ciencia cierta, pero mientras todos esperan para ver qué surgirá en ese lugar.
