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El anuncio de la visita a la Isla del presidente francés, marcará un antes y un después

En 15 días...

La próxima llegada de los capitales y las empresas estadounidenses a la Isla ha reanimado los movimientos y las tomas de posición de muchos de sus antiguos socios políticos y comerciales, tradicionales y recientes, que temen quedarse descolgados ante el previsible huracán que se les va a venir encima cuando los representantes del país norteamericano desplieguen todo su poderío financiero por el territorio cubano. La próxima llegada de los capitales y las empresas estadounidenses a la Isla ha reanimado los movimientos y las tomas de posición de muchos de sus antiguos socios políticos y comerciales, tradicionales y recientes, que temen quedarse descolgados ante el previsible huracán que se les va a venir encima cuando los representantes del país norteamericano desplieguen todo su poderío financiero por el territorio cubano. Algo que indirectamente ya estaría produciendo por el trasvase de rentas que los cubanos procedentes del exterior realizan hacia sus familiares de la Isla. Un combustible que, en la actual situación, resulta vital para el incipiente repunte de la economía privada y que, como era de esperar, contribuye a consolidar la desigualdad entre la población.. El momento es especialmente delicado, porque coincide con la debilidad política y económica de Venezuela que, en los ‘buenos tiempos‘ de Hugo Chávez, cuando la riqueza petrolera lo permitía casi todo, fue el principal sustento del castrismo. En ese contexto, todo el mundo acelera. Con desiguales resultados. Rusia, por ejemplo, parece apostar por consolidarse, incluso recurriendo a la ayuda financiera de otros países, para no retroceder desde la posición que había conseguido en los últimos años. Lo mismo que hace China, paulatinamente y con menos ruido. Y por fin, una vez que el problema del embargo estadounidense empieza a estar en vías de solución, Europa parece reaccionar. El anuncio de la visita oficial de François Hollande, el presidente de Francia, a la Isla marcará un antes y un después. Francia no era un socio comercial relevante en apariencia, pero sus bancos ejercieron durante mucho tiempo un papel básico en la financiación de la economía. Y ahora, el país quiere sacar partido de esa circunstancia. Y, mientras, España parece a punto de volver a perder el paso en un territorio en el que, antes de la llegada de José María Aznar al poder, llegó a ser el principal amigo exterior. Los celos del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, por el trato que Raúl Castro le ha dado al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, son una nueva prueba de la falta de pericia diplomática que desde hace tiempo, la administración española ha demostrado al tratar el asunto cubano.

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