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Los cubanos de a pie siguen a la espera, eso sí en general un poco más ilusionados que antes

En 15 días...

El cambio provocado por el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y EEUU que se inició el pasado mes de diciembre ha sido de tal calibre que, desde hace un par de meses, toda la información relacionada con la Isla parece moverse en torno a este elemento aglutinador. El cambio provocado por el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y EEUU que se inició el pasado mes de diciembre ha sido de tal calibre que, desde hace un par de meses, toda la información relacionada con la Isla parece moverse en torno a este elemento aglutinador. Tanto dentro como fuera del país, el interés se concentra en los avances que se producen en este juego de tiras y aflojas que va a traer el deshielo y que ya lleva unos cuantos años en marcha. Incluso aunque casi todo se desarrollase en conversaciones discretas y jugadas por debajo de la mesa. Y, la verdad es que, al menos esa parte, no ha cambiado. Según se desprende de las opiniones formuladas por la mayor parte de los cubanólogos con horas de vuelo suficientes para elaborar teorías consistentes, lo que conocemos, de momento, no es más que la punta del ‘iceberg‘. Quienes defienden esta opinión creen incluso que existe un calendario previsto, y aprobado por las partes, para modular cada paso y su sucesión en el tiempo. Y aconsejan estar muy pendiente de los cambios normativos que incluyan en las próximas semanas el Departamento de Comercio estadounidense, porque allí podrán encontrarse las verdaderas pistas de lo que va a ir pasando. Si sus apreciaciones son ciertas, en estos momentos la primera oleada empresarial procedente del poderoso vecino del norte que va a iniciar el desembarco es la relacionada con las industrias del espectáculo, las telecomunicaciones y las informáticas, porque Washington ya ha ‘creado‘ una excepción a la carta para ellas. Es lógico. Al fin y al cabo, el desarrollo económico del país en los tiempos que corren depende, muy mucho de la tecnología. Y, mientras, los cubanos de a pie siguen a la espera. Eso sí, en general un poco más ilusionados que antes. La posibilidad de que la esperada lluvia de dólares riegue los depauperados conductos del sector productivo cubano y proporcione combustible al incipiente sector privado, actúa estos días como acicate para que hasta los más escépticos se animen a esperar con un poco más de confianza en el futuro que antes. Sin embargo, el desenlace no está todavía tan cerca como algunos creen. Fuera de los guiños y el simbolismo de algunos acontecimientos, aún quedan muchas cosas por negociar. Y la negociación llevará tiempo.

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