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Se inaugura la XII Bienal de La Habana con la llegada de grandes inversores del Arte

El pasado viernes comenzó una cita que, según los expertos, se convertirá pronto en un punto de referencia para el mercado de arte mundial. De hecho, ya en esta edición se puede observar una presencia de coleccionistas y galeristas mayor que en cualquier edición anterior. En concreto, destaca la presencia de Ella Fontanals-Cisneros, una de las principales marchantes de arte del mundo, exesposa del empresario Oswaldo Cisneros, presidente de Digitel, la tercera compañía de telecomunicaciones de Venezuela. El pasado viernes comenzó una cita que, según los expertos, se convertirá pronto en un punto de referencia para el mercado de arte mundial. De hecho, ya en esta edición se puede observar una presencia de coleccionistas y galeristas mayor que en cualquier edición anterior. En concreto, destaca la presencia de Ella Fontanals-Cisneros, una de las principales marchantes de arte del mundo, exesposa del empresario Oswaldo Cisneros, presidente de Digitel, la tercera compañía de telecomunicaciones de Venezuela. Un hecho que, según algunos analistas, pone de manifiesto la pérdida de influencia del gobierno de Venezuela en la isla, ya que bajo la hegemonía de Chávez no se hubiera concebido que sea precisamente la cubano-venezolana quien se sitúe en una posición de partida privilegiada en el incipiente «boom» del arte cubano.

Al igual que sucedió en otros países, como China, en aquellos periodos en que se producen movimientos hacia una mayor liberalización económica, se espera una revalorización y proliferación de las obras de artistas cubanos en los mercados del arte internacional. Más aún a partir del acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos, que ya se ha traducido en un incremento del número de norteamericanos que visitan la isla bajo una de las excepciones permitidas pese al embargo aún vigente, como es la del «intercambio cultural». De esta forma, son ya más de 2.000 estadounidenses los que ,entre coleccionistas, galeristas y críticos, se han inscrito en esta 12ª edición de la Bienal, con el más que probable propósito de asegurarse también una posición de ventaja como la ya conseguida por Fontanals-Cisneros. La galerista cubano-venezolana también está vinculada a España donde, de hecho, mantiene en depósito varias de las obras de su colección en el Museo Reina Sofía, especializado igualmente en arte contemporáneo.

Nos encontramos en definitiva, ante una dinámica que permite atisbar un «boom» del arte cubano. El incipiente interés no sólo se extenderá hasta el próximo 22 de junio, en que finalizará la presente edición, sino que sólo podrá ir en aumento una vez que los profesionales de un mercado situado físicamente a tan solo 150 kilómetros de distancia de la isla tengan la posibilidad de viajar a ella sin el requisito legal de obtener previamente una licencia del gobierno estadounidense o vean reducidos sus costes de transacción una vez puedan adquirir las obras a través de las tarjetas de crédito de los bancos de su país.

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