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¿Continuarán las Banderas?

Radio Bemba

Con el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, que ya es un hecho, la apertura de embajadas dentro de pocos días, y un largo camino todavía por andar en lo que respecta a la normalización de los vínculos bilaterales, son muchas las cosas que deben cambiar a ambos lados del estrecho de la Florida, algunas trascendentales y otras, al menos aparentemente, simples detalles. Con el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, que ya es un hecho, la apertura de embajadas dentro de pocos días, y un largo camino todavía por andar en lo que respecta a la normalización de los vínculos bilaterales, son muchas las cosas que deben cambiar a ambos lados del estrecho de la Florida, algunas trascendentales y otras, al menos aparentemente, simples detalles.

Entre esos “detalles” se encuentra la Tribuna Antiimperialista, levantada justo al lado del edificio que dentro de poco volverá a ser embajada de Estados Unidos, y que, en los tiempos en que la saga del niño Elián González llevó a ambos países a una de sus peores confrontaciones políticas, acogió a cientos de miles de personas para descargar verbalmente su furia contra el imperialismo.

“¿Y ahora qué vamos a hacer con todas esas banderas?” Se pregunta Yuri, un joven chofer de taxi, cuando pasa por el Malecón junto a la explanada donde, en el extremo más cercano al edificio, se levantan decenas de astas en las que flotan banderas cubanas.

El propio Yuri advierte que “con eso del restablecimiento de relaciones, si las cosas mejoran ya no habrá mucho de qué protestar, así que la tribuna se quedará de recuerdo”.

Pero lo de las insignias es lo de menos, porque constituye un hermoso panorama tantas banderas cubanas ondeando juntas, sino el futuro de la tribuna antiimperialista, rebautizada por muchos como el “protestódromo”.

Uno de sus pasajeros advierte que “en realidad yo no me acuerdo cuando fue la última vez que hubo aquí un acto para echarle con el rayo a los yanquis y lo que sí ha habido es mucha música, desde Van Van hasta Air Suply , sobre todo en los veranos y en época de carnavales.

Y una señora, sentada a su lado, hace otra observación: “A mí, ver tantas banderas cubanas me encanta, lo que si no soporto es cuando en algunas fechas o por no sé qué motivo, en vez de eso lo llenan de banderas negras, como si estuviéramos de luto, y eso me da cosa de mal agüero, pues más parecen tiñosas que otra cosa”.

Ante los nuevos acontecimientos, todo indica que el protestódromo pudiera dejar de ser lo que fue inicialmente, para convertirse en definitiva en un lugar para grandes conciertos y mucho baile, aunque hay quienes advierten que, “con los yanquis nunca se sabe, así que mejor dejar ahí la tribuna y las banderas, por si acaso”.

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